BLOG CADS

Enseñarle a un adulto: enseñarle a un niño

El premio nobel de física Richard Feynman propuso unos diagramas casi infantiles que permiten entender la interacción de las partículas en el universo cuántico. Su legado es una de las máximas enseñanzas pedagógicas de todos los tiempos.

03 / 02 / 2023

Hay temas complejos. Hay temas difíciles. Hay temas intrincados. Pero no hay temas imposibles. Todo, absolutamente todo, se puede explicar. La cuestión está en dominar los conceptos en contenido y forma. La gran mayoría de las veces que algo no se entienda está relacionado con la falta de pericia de quien lo está explicando. Puede pasar que sepa muchísimo del tema, pero que no sepa cómo exponerlo de forma correcta. Y puede pasar también que no sepa nada del tema y que naufrague en las aguas profundas de la falta de preparación.  

Para las dos variantes de este problema, es útil el método del físico Richard Feynman, ganador del premio Nobel de Física en 1965. Feynman tenía una virtud maravillosa: podía pensar los problemas con claridad, expresarlos con sencillez y desarrollarlos sin ambigüedad.

Uno de sus máximos logros fue la realización de diagramas simples que permiten representar las interacciones más complejas de la materia. Su trabajo es simple y a la vez complejo. Lo que se dice, una obra maestra. Pensar de forma simple y a la vez profunda es el escenario ideal al que puede acceder una persona que quiere explicar algo.

El truco de Feynman es contraintuitivo. Se suele decir que alguien enseña bien porque piensa con claridad. Feynman aseguraba que pensaba bien porque enseñaba con claridad. Él enseñaba para entender.

Su método es un círculo virtuoso en el cual primero define el problema a estudiar. Lo piensa. Y se lo explica a un niño. En ese proceso de explicación hay que encontrar los puntos ciegos del desarrollo, lo que no es claro, lo que está incompleto, lo que no sabemos, lo que manipulamos por nuestros sesgos. El neurocientífico Mariano Sigman, en su libro El poder de las palabras, agrega un punto interesante a esta instancia: identificar lo que nos obliga a usar palabras sofisticadas para disimular la confusión.

Hay que revisar esa explicación una y otra vez, hasta que fluya sin trabas. Es fundamental ser honestos en ese ejercicio de revisión. Y, ante todo, buscar que lo que uno dice sirva para aprender, nunca para convencer. Educar, en sus procesos de enseñanza y aprendizaje, no tiene nada que ver con la capacidad de convencer al otro, sino que entienda e incorpore. Por la utilidad del conocimiento, por necesidad, por placer, nunca por imposición, ni directa ni indirecta.

“Si no podés explicar algo de forma sencilla, entonces no lo entendés del todo”, decía Feynman. Esta frase permite trazar una analogía con su anécdota sobre la navidad: “Cuando era niño y descubrí que Papá Noel no era real, no me disgusté. Por el contrario, me sentí aliviado porque había un fenómeno mucho más sencillo para explicar de qué manera tantos niños en todo el mundo recibían regalos la misma noche”.

Entonces llega el último paso del círculo: la explicación. Esa explicación debe ser bella y atractiva. La capacidad de contar buenas historias hoy lleva el nombre de storytelling. Da lo mismo el nombre, lo importante es dominar la narrativa. La explicación preferentemente tiene que ser una historia, que impacte en las emociones con la verdad. Vamos a citar literalmente a Feynman una vez más:

“Es apasionante descubrir que estamos sobre una bola que gira en el espacio, la mitad de nosotros pegada cabeza abajo, sostenida por una fuerza misteriosa que la sostiene. Que la bola da vueltas alrededor de una enorme masa de gas que arde, alimentado por un fuego que es completamente diferente de cualquier fuego. Este es un relato mucho más excitante que los relatos que otras personas preocupadas por el universo solían inventar: que vivíamos sobre el caparazón de una tortuga, y cosas por el estilo. Eran relatos maravillosos, pero el verdadero es mucho más notable. Para mí, el placer de la física es que se ha revelado que la verdad es asombrosa”.

Identificar. Pensar. Explicar. Revisar. Y volver a explicar.

No hay temas imposibles.







BLOG CADS
Instituto Superior CADS - 2
Belgrano 3856
Mar del Plata · Buenos Aires · Argentina

Horario de atención: 08:00 a 19:00