“Históricamente, las drogas ingresaban al organismo por las venas, a través de la nariz o de la boca. Ahora entran a través de los ojos y eso es: pornografía, video juegos, TikTok, Instagram. Está diseñado para que sea así. Por eso, como con todas las drogas, hay un momento en que necesitas muchas más dosis para sentir el mismo placer”.
La frase, tan despiadada como real, le pertenece a la psiquiatra Marian Rojas Estapé. En una entrevista que brindó para La Fórmula Podcast, enciende la alerta sobre un fenómeno creciente en nuestra sociedad: la adicción al placer instantáneo. Con palabras concretas y un tono directo, explica cómo el exceso de dopamina, la hormona del placer, junto con la sobreestimulación digital y el estrés, han llevado a un amplio porcentaje de personas a un estado de fragilidad emocional y mental. En su amplia mayoría, jóvenes que habitan la hiperconexión a las redes sociales.
Según Rojas, esta adicción no solo afecta nuestras decisiones a corto plazo, sino que deteriora nuestro cerebro, especialmente la corteza prefrontal, encargada de planificar, reflexionar y tomar decisiones a largo plazo.
Vivimos en una era donde el acceso rápido a estímulos a través de redes sociales, videojuegos, comida azucarada y otras formas de consumo inmediato ha generado una sobrecarga de dopamina. La dopamina es una hormona esencial para nuestra supervivencia, activada en momentos de placer, pero en exceso, afecta gravemente nuestras capacidades cognitivas. La psiquiatra explica que esta sobreproducción de dopamina es similar a lo que ocurre con el uso de drogas: al principio, el cerebro lo disfruta, pero con el tiempo se deterioran los receptores de dopamina y se produce adicción.
Rojas sostiene que la sociedad está dominada por la necesidad de consumo rápido y sin reflexión. Estamos acostumbrados a recibir placeres inmediatos. Una nueva serie, una notificación en el móvil, una comida rápida. Esto nos impide detenernos a pensar, a reflexionar sobre nuestras vidas, lo cual provoca una dependencia a estos estímulos para sentirnos bien.
"El problema es que hemos perdido la capacidad de detenernos", señala. Y cuando no nos damos ese espacio, el cuerpo y la mente sufren. Los picos de cortisol, la hormona del estrés, se activan no solo ante amenazas físicas, sino también ante situaciones emocionales, sociales y económicas que nos hacen sentir vulnerables o amenazados. El exceso de cortisol en el organismo provoca inflamación y afecta directamente a nuestra capacidad de concentrarnos, de empatizar y de pensar con claridad.
Una de las claves para reconfigurar nuestro cerebro, según Rojas, es aprender a equilibrar el placer y el dolor. La vida no puede ser solo una búsqueda de placer inmediato, porque el cerebro empieza a depender exclusivamente de esas sensaciones. En cambio, al aprender a lidiar con pequeños momentos de incomodidad o malestar, el cerebro empieza a generar dopamina de forma natural.
"Si yo quiero tomar un vaso de agua, pero decido esperar, o si tengo frío y no me quejo, estoy enseñando a mi cerebro a tolerar el malestar", dice. Estos pequeños ejercicios de autocontrol ayudan a restablecer las conexiones neuronales y a reducir la dependencia del placer inmediato.
Este es otro fundamental en el que hace hincapié. Sin un sentido claro, las personas tienden a llenar el vacío con emociones fugaces y placeres momentáneos, lo que refuerza la dependencia a la dopamina. "Nuestra mente y cuerpo no pueden vivir en el vacío. Ante la falta de propósito, buscamos sensaciones que nos distraigan", comenta. Rojas cita a Viktor Frankl, creador de la logoterapia, como un ejemplo de cómo el sentido de vida puede ayudar a superar las dificultades, incluso en las peores circunstancias.
Para revertir el daño que la adicción al placer instantáneo ha causado en el cerebro, Rojas propone reconfigurar las Carreteras neuronales. Estas son las vías por las que circulan las señales de dopamina en el cerebro. En actividades simples como jugar al dominó, se libera una cantidad moderada de dopamina, pero cuando se participa en actividades altamente estimulantes, como videojuegos o redes sociales, las cantidades de dopamina que se liberan son mucho mayores.
Con el tiempo, señala Rojas, el cerebro empieza a preferir las actividades que liberan más dopamina, abandonando las que antes solían generarle placer. Por eso, actividades como la lectura o un simple paseo parecen aburridas en comparación con el bombardeo constante de estímulos digitales.
La buena noticia es que el cerebro tiene la capacidad de recuperarse. Según la psiquiatra, si se reduce el consumo de estos "ladrones de dopamina" y se reintroducen hábitos saludables, el cerebro puede volver a disfrutar de los pequeños placeres cotidianos. Este proceso, conocido como neuroplasticidad, puede llevar semanas, pero es clave para superar la adicción al placer instantáneo.
Rojas concluye que para vivir una vida más equilibrada es esencial aprender a manejar las emociones, abrazar el dolor y desconectar del bombardeo constante de estímulos. También resalta la importancia de los momentos de descanso mental, que nos permiten reconectar con nuestra voz interior y encontrar respuestas que solo pueden surgir en la tranquilidad.
Reconfigurar nuestro cerebro implica equilibrar placer y dolor, redescubrir el valor de los pequeños momentos y encontrar un propósito de vida que nos guíe más allá de las emociones pasajeras.
1- Marian Rojas Estapé explica que vivimos en una sociedad que busca el placer inmediato, afectando nuestra capacidad de disfrutar los pequeños momentos de la vida diaria.
2- El exceso de dopamina generado por estímulos constantes, como redes sociales y videojuegos, afecta las conexiones neuronales y dificulta el disfrute de actividades simples.
3- Estapé menciona que el dolor moderado es necesario para producir dopamina de manera interna, lo que ayuda a equilibrar el sistema emocional y evitar el exceso de estímulos externos.
4- El cortisol, que es la hormona del estrés, se activa no solo con amenazas físicas sino también con preocupaciones emocionales y sociales, generando estrés crónico en muchas personas.
5- El exceso de cortisol bloquea la corteza prefrontal, una parte del cerebro esencial para la toma de decisiones, planificación y control de impulsos.
6- La especialista asegura que es posible revertir los efectos negativos del exceso de dopamina mediante la reducción de estímulos adictivos y la incorporación de hábitos saludables.
7- Estapé afirma que el vacío existencial lleva a las personas a buscar sensaciones rápidas, pero encontrar un propósito de vida es esencial para alcanzar un bienestar duradero.
8- La logoterapia, basada en Viktor Frankl, ayuda a las personas a buscar un sentido profundo a sus vidas, ya que el ser humano necesita un propósito claro para vivir plenamente.
9- Marian Rojas subraya la importancia de reducir la hiperactividad mental, ya que es necesario un espacio de descanso mental para escuchar nuestra voz interior y fomentar la creatividad.
10- Finalmente, recomienda prácticas como aprender a aburrirse y aceptar el dolor, que son fundamentales para reconfigurar el cerebro y mantener un equilibrio emocional sano.