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Melina Furman: Educar mentes curiosas en tiempos de pandemia

La Dra. en Educación revisó estrategias que aplican docentes de todo el país. Los tesoros que salieron a la luz, los peligros del conocimiento inerte y la importancia de generar autonomía.

05 / 08 / 2021

Dar el ejemplo, en este caso con la metodología. Melina Furman comparte conocimientos aplicando lo que explica. Para cada concepto un ejemplo. Para cada conocimiento una pregunta que despierta intriga. Melina en sus charlas explica cómo enseñar. Enseña a enseñar. Lo cual tiene mucho de aprender a aprender. Ojo. No es un juego de palabras, que la repetición no nos juegue una mala pasada. Analizar el rol docente en lo concreto requiere también pensar en cómo pensamos y en cómo hacemos pensar. Es una mirada que necesita una metamirada.

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La pandemia avanzó directo a los cimientos de la educación. Hubo cosas que se perdieron, otras que se fortalecieron y otras que se mantuvieron firmes porque siguen siendo necesarias. Melina usa la imagen de una marea que dejó al mundo patas para arriba. Recién ahora, que de a poco se están retirando las aguas, quedaron expuestos diversos tesoros.   

“Hay que buscar y valorar estos tesoros, que son hallazgos, es importante en estos tiempos difíciles”, dice. El paso siguiente es capitalizar estos aprendizajes a través del relato. La resiliencia –fortalecerse de una situación adversa– devino en aspectos muy positivos. Melina los analiza punto por punto.

Las siguientes son las 15 ideas principales que desarrolló en la charla que brindó a través del canal de YouTube de Comunidad CADS.

Los tesoros

La pandemia significó una capacitación aceleradísima para los y las docentes de todos los niveles. Aparecieron herramientas digitales y nuevas formas de hacer las cosas. Antes no era urgente, hoy la escuela está en otro lugar. Los docentes están más cansados, pero con la mochila pedagógica más cargada. La creatividad de la emergencia es otra herramienta que quedó, junto con el trabajo en equipo. El cambio de dinámica lo hizo posible. Los colegas se fortalecieron y se generó una nueva empatía.

La familia

La escuela entró a la casa y la casa entró a la escuela. De un día a otro se conocieron nuevos aspectos de las familias y sus necesidades. Se mostró el valor irremplazable de la escuela como espacio físico de crecimiento, de protección del aprendizaje y de los vínculos.


La innovación

A partir de estos tesoros hay que trazar el camino a seguir. Si bien innovación es un término trillado en educación, a Melina le gusta mirar con ojos curiosos y reflexivos lo que se hace todos los días, porque es central determinar qué se hace bien y se puede cuidar. Y qué cosas hay que cambiar. “Hay mucho que ya tenemos, hay que pararse con confianza en estos caminos”, dice.

Para ilustrar la idea de innovación, Melina muestra una viñeta de humor gráfico en la que se ven a dos cavernícolas con una rueda de piedra cuadrada. Hay dos caminos –señala– operar por demolición o trabajar la forma. Es decir, reinventar la rueda o tallarla, redondearla. “Tallar la rueda es equivalente al proceso de hacer pequeños cambios muy estratégicos, ir al corazón de cómo se enseña y cómo se aprende. Esos pequeños cambios pueden dar resultados maravillosos para que el aprendizaje sea más profundo”, agrega.

Cómo tallar la rueda

Hay tres formas de redondear los bordes de la rueda. Preguntarse qué hacer con los contenidos, con las preguntas y con los procesos de autoevaluación y reflexión sobre el aprendizaje. Trabajar sobre la rueda cuadrada implica proponer un cambio sin perder lo que lo que ya se tiene.

Los contenidos

Frente a los programas extensísimos de cada nivel, la pandemia puso sobre la mesa la urgencia de priorizar. Hay que buscar lo esencial. Entonces, una pregunta: ¿Qué vale la pena que la escuela enseñe hoy y cómo? La clave, según Melina, está en una frase: Menos es más.

Cómo trabajar el Menos es más

Acá surge otra pregunta: ¿Menos qué y más qué? Menos sobrevolar y más profundidad. Hay que discernir entre lo esencial y lo accesorio. Hay un programa que cumplir, pero hay que pensar estratégicamente a qué hay que dedicarle más tiempo. En este sentido, citó a la japonesa Marie Kondo, la especialista en ordenar casas. Hay que “mariekondonizar” el currículum académico. Los programas siguen siendo muy enciclopédicos. Hay que buscar lo importante y darle vida.

Los círculos de la comprensión

Una herramienta que Melina usa y que recomienda trabajar en formato de taller con colegas son Los círculos de la comprensión. Son círculos concéntricos que exponen niveles de jerarquía para los contenidos. En el centro va aquello que queremos que los alumnos comprendan de manera profunda y perdurable. Los irrenunciables. En la segunda capa están los contenidos que queremos que los alumnos conozcan, aunque no es lo irrenunciable. En la última capa van aquellos conceptos con los cuales queremos que se familiaricen. Que los tengan presentes y sepan dónde buscarlos cuando los necesiten.


La llave de este abordaje es hacer hincapié en las distintas profundidades. Si queremos enseñar todo, trabajamos a vuelo de pájaro. Los alumnos terminan con mucho conocimiento inerte: cosas que ven en clase, pero no terminan de comprender. La planificación a partir de esta lógica ayuda a evitar el conocimiento inerte. Cada cual tiene que aplicar esta herramienta en su propia realidad.

Cómo aplicarla

Primera pregunta: cómo sabemos qué va en el centro. La comprensión profunda, de acuerdo con el profesor David Perkins, es actuar con el conocimiento de manera flexible. Actuar tiene que ver con que si uno comprende algo puede hacer cosas con ese conocimiento. Y flexible se refiere a poner en juego el conocimiento en contextos diversos. Hay que enseñar en la escuela para el más allá de la escuela. El conocimiento tiene que valer para la vida.

Comprensión

Para saber si se comprendió un concepto, el alumno tiene que mostrar una diversidad de desempeños. Por ejemplo:

  • Tiene que poder explicarlo con sus palabras.
  • Tiene que poder dar un ejemplo.
  • Usar ese conocimiento para resolver un problema.
  • Relacionar ese concepto con otros.
  • Proponer preguntas sobre ese tema.
  • Representarlo como imagen o en una metáfora.
  • Explicar por qué es importante y establecer conexiones personales.
  • Tiene que poder enseñarlo a otros.
  • Tiene que sentirse confiado con ese conocimiento.

Para lograr esto hay que priorizar. Hay que dedicarle tiempo suficiente a los tiempos que definimos como esenciales. Hay que reducir el conocimiento inerte en el sistema educativo.


Aprendizaje profundo vs. Conocimiento inerte

El conocimiento inerte es aquel que nunca terminamos de comprender. Cosas que en las que nos sacamos bien felicitado, pero nunca entendimos. En cambio, el conocimiento profundo es aquel que nos marca, que recordamos y aplicamos. Es importante reconocer de antemano cuáles son los temas que van a quedar en el terreno del conocimiento profundo y cuáles en el terreno del conocimiento inerte. Uno no busca conocimientos inertes, pero los termina generando. Es importante mirar el programa de contenidos para lo que queda de este año con esos ojos. Hay que ver, con sinceridad, qué aprendieron bien y qué no tanto. Y a partir de eso recalcular.

Criterio

Cuál es el criterio para saber qué va en el círculo del medio. Uno es la centralidad disciplinar: los conceptos clave y necesarios para avanzar. Por ejemplo:

  • Las capacidades y habilidades del pensamiento.
  • Desplegar habilidades cognitivas.
  • Formular preguntas y analizar datos.
  • El conocimiento propedéutico (herramienta para saberes posteriores).
  • Relevancia para la vida de los estudiantes.


Buscar el sentido y darle vida a lo que enseñamos

Para motivar hay que generar una chispa a partir del contenido. Una clave es buscar la conexión entre el contenido y el contexto. En nivel inicial se conecta el mundo real con más fluidez. Es necesario que el enfoque más lúdico y por proyectos permee en los niveles posteriores.

Las preguntas

Otra forma de conectar es través de buenas preguntas. Las preguntas cerradas permiten responderlas bien sin haber comprendido la respuesta. Son preguntas fácticas que se contestan con un hecho, con un dato, con una definición. El problema no es que esas preguntas estén ahí, sino que sean las únicas o que sean mayoría. Las preguntas escolares, con una vuelta de tuerca, se pueden convertir en preguntas para pensar. Se tiene que poder responderlas desde un lugar que genere intriga.

También es interesante dar espacio en el aula para enseñar a preguntarse. Una rutina de pensamiento: determinar qué pienso y qué me pregunto. Sobre qué quiero saber más.

Los desafíos y el juego

Conectar el conocimiento con el desafío y con el juego también es un recurso válido para motivar. Esto se aplica a toda la vida educativa. La herramienta acá puede ser la tecnología. Desde las redes sociales, el uso del video o desde la interacción. Lo importante es la creatividad aplicada. “Cuando nos animamos a jugar pasan cosas distintas”, dice Melina.

Construir autonomía

La necesidad de construir autonomía en el aprendizaje es uno de los puntos más fuerte que dejó al descubierto la pandemia. Hay que enseñarles a los alumnos a pensar sobre el propio pensamiento. “Hay que hacer una pausa para pensar en cómo y qué aprendí. Es uno de los tiempos mejor invertidos. Los momentos de metacognición son fundamentales para generar aprendizajes profundos. Tiene que ser parte de la rutina. Al final de los proyectos hay que pensar en la rutina del aprendizaje autónomo”, apunta. Melina Furman propuso tres estrategias para desarrollar en las aulas:

Rutina 1: La escalera de la metacognición.

Qué aprendí. Cómo lo aprendí. Para qué me sirvió. En qué otras ocasiones lo puedo usar.

Rutina 2: El semáforo

En rojo para autoevaluar. En amarillo las dudas. En verde lo que aprendí.

Rutina 3: El 3-2-1

Pedirles a los alumnos que expresen, por ejemplo: 3 hechos que aprendieron, 2 preguntas que todavía tienen y 1 opinión. El contenido del 3-2-1 se utiliza de forma libre.


Feedback

La corrección es otro punto esencial. Hay que brindar devoluciones útiles. El docente tiene que acompañar y comprometerse con la producción del alumno. Corregir el trabajo y demostrar que le importa lo que hace. Para esta instancia, una estrategia aplicable es la escalera de feedback.

  1. Observo
  2. Valoro
  3. Me pregunto
  4. Sugiero


Lo más importante es trabajar en lo concreto. No hablar en términos abstractos o generales, sino comprometerse con el feedback y dar coordenadas puntuales. Sostener el vínculo tiene que ver con dar devoluciones claras sobre las producciones de los chicos. Cuando hay que dar una sugerencia de lo que se hace mal, es preferible dar pistas y ejemplos.

Tickets de salida

Antes de terminar la clase, apunta Melina, es recomendable pedirle a los alumnos que destaquen una idea que se llevan, o una pregunta que tienen o que destaquen algo que le contarían a un compañero que no estaba. Esa frase, esa pregunta, es un ticket de salida. Y colabora con la construcción de conocimientos profundos.

La charla completa




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