Va más allá de barajar y dar de vuelta, la idea es abrir el debate y pensar desde el inicio del marco teórico. El rol de la Educación Física en la escuela secundaria, según el profesor Cristian Gómez, necesita una reinterpretación profunda, en especial sobre el rol de los maestros y su influencia en el deporte, el juego y la gimnasia.
En la charla que desarrolló en el canal Comunidad CADS de YouTube, tomó como punto de partida su investigación sobre el campo de estudio, el cual considera en constante mutación. El disparador —dice— tiene que ser un cuestionamiento en la educación física y no sobre la educación física, a partir de un debate que ponga en crisis las verdades absolutas en un espacio donde, paradójicamente, la búsqueda es el movimiento.
La problemática de su investigación es la falta de interés de los alumnos por la educación física en el transcurso de la primaria a la secundaria. Una respuesta posible es la ausencia de reflexión de los docentes, tal vez consecuencia de la falta de materias epistemológicas en la carrera formativa. Además, hay un problema central: los profesores buscan una verdad que reemplace a la anterior. Y la idea —agrega— es no descartar teorías y pensar desde el inicio.
En la escuela se enseñan saberes culturales. La educación física transmite conocimientos sobre el cuerpo y el movimiento. Las capacidades condicionales son una manifestación genética del individuo, no deberían ser contenidos para enseñar. La gimnasia es lo que se debería enseñar e implementar. Pero esto no sucede.
El deporte es el contenido hegemónico en la educación física escolar. En la secundaria, se generaliza la misma enseñanza para todos los alumnos y se particulariza al deporte. Por lo general se enseña algo parecido al vóley, algo parecido al handball y así sucesivamente. Entonces la lógica del deporte se aprende en una situación de competencia que, si no sucede, convierte la enseñanza en un sinsentido.
En otro apartado del análisis, Gómez ubica al juego, que muchas veces cede su posición lúdica para transformarse en una herramienta de enseñanza. Según explica, no se sabe si en estas circunstancias los juegos cumplen su función, porque en la educación física se juega pero no se aprende el saber del juego.
Una primera medida para enseñar el saber sería que los alumnos participen de la construcción del juego. Aunque el juego tiene poca presencia en el secundario y en la vida adulta. Junto con el deporte, no son saberes que estén siendo estrictamente enseñados.
Volver a ser “profesores de gimnasia”
La gimnasia es un conjunto de técnicas de distintas procedencias que intentan producir un efecto en el cuerpo. Sin embargo, en general, las clases de educación física buscan maximizar las capacidades, como la fuerza y la resistencia. No hay un enfoque sobre la fluidez del movimiento, la armonía y estética del mismo, ni la relación inteligente del alumno con el cuerpo. Es por eso que los profesores deberían conocer más sobre las gimnasias.
A modo de conclusión, plantea que la educación física necesita una revolución epistemológica y reflexionar sobre las prácticas que se llevan a cabo. Las clases son normalmente técnicas-aplicativas. Descartan la enseñanza. Esto ha separado al alumno que puede entender la propuesta del que no consigue realizarla. “Una clase no es educativa por naturaleza, el maestro debe enseñar”, concluye.
