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Virtualidad, subjetividad e infancia

Cómo acompañar a los niños y las niñas en su inserción al mundo digital. El rol de la educación, la esfera legal, sanitaria y la perspectiva de género.

02 / 05 / 2020

por Mariela Pérez Lalli

Las nuevas tecnologías son uno de los principales dispositivos de construcción de subjetividad. La virtualidad es un nuevo espacio social que promueve formas diversas e inéditas de presencialidad, corporeidad y vinculación. Ese nuevo campo de interacciones y relaciones presenta cualidades propias que complejizan las relaciones entre las y los sujetos, la construcción identitaria e incluso las violencias.

Para abordar esta compleja problemática, primero es necesario deconstruir dos falsas afirmaciones: lo real se opone a lo virtual / si es virtual no tiene impacto en el cuerpo.

Socialización digital

Los modos de socialización digital en niños, niñas y adolescentes muestran particularidades en cómo se incluyen progresivamente en ese espacio vincular. Las redes sociales, las formas en que adquieren y les son transmitidas estrategias de cuidado y autocuidado, normas y códigos, también los modos en que la identidad digital se va constituyendo, presentan especificidades. Esas modalidades entraman en el impacto de las diversas ciberviolencias como así en las creencias y estrategias de resistencia y protección entre y hacia niños, niñas y adolescentes.


Las redes sociales entonces se presentan como un lugar por excelencia en el cual despliegan su contacto con otros y otras. A partir de ahí, quienes ejercen funciones parentales y educativas se encuentran en encrucijadas, porque deben acompañarlos en la inserción en un entramado de normas, códigos y dinámicas que muchas veces como “migrantes digitales” desconocen. (Prensky, M., 2001)

En el contacto con padres, madres y docentes encontramos que en general no se realiza un acompañamiento gradual en la inserción en estos espacios sociales virtuales. Distintas creencias lo sustentan y es importante revisarlas.

La potencialidad de anonimato y tergiversación de la identidad digital en relación a la registral, la difusión de las intencionalidades dada por la interacción mediada, la particularidad de la comunicación, los efectos psicológicos que genera la pantalla (desinhibición, descentramiento cognitivo-afectivo) son cualidades a tener en cuenta para revisar las condiciones en las que emerge la violencia online.


Las ciberviolencias

Desde la afectación de la convivencia digital en las instituciones, los daños a la reputación a la victimización y revictimización en el marco de agresiones diversas, se configura como un fenómeno que requiere abordajes transdiciplinarios desde lo técnico, legal, educacional y sanitario y especialmente desde una perspectiva de género.

Los estudios actuales explican la importancia de no centrar en la víctima la responsabilidad cuando los estados, la justicia y los proveedores de las redes sociales tienen los recursos para generar regulaciones. Esto es necesario destacarlo. También la estructura social que promueve la violencia en cualquiera de los escenarios en los que se produzca. Sin embargo, esto no invalida la importancia del empoderamiento de las y los sujetos para un uso de las redes que les permita desplegar estrategias de autocuidado, detectar distintos tipos de violencia desde sus instancias más sutiles e implementar estrategias de afrontamiento y detención de los circuitos violentos.

Prácticas que vulneran

Sharenting y Sexting son prácticas habituales tecno-mediadas que no necesariamente parten de intencionalidad agresiva. Sin embargo, su no revisión a la luz de la comprensión del otro y la otra como sujeto de derecho implica la generación de condiciones de vulnerabilidad que puede incluso derivar el ciberdelitos.

El acoso entre pares o Ciberbullying implica violencia. Los estudios al respecto lo describen como un emergente vincular complejo, y alertan la no reducción a la cuestión víctima-victimario. El contexto y “los y las espectadoras” son centrales para su consolidación. En relación a los menores, el sufrimiento es propio de quien lo ejerce como de su destinatario.

La difusión no consentida de imágenes íntimas, más aún ligadas a extorsiones, entra en el campo de lo delictivo (Sextorsión). La difusión de imágenes relativas a abuso sexual infantil y el Grooming (acoso a través de cualquier medio de comunicación hacia un menor con fines sexuales) constituyen el eje de mayor gravedad al pensar en ciberviolencias.

Es central la inclusión de estas temáticas en la Educación. Y la transversalización de la ESI (Educación Sexual Integral) constituiría un espacio óptimo para su abordaje.

Ciudadanía Digital, Brecha digital y responsabilidad Institucional-Estatal

La desigualdad es violencia. La brecha digital que implica accesos diferenciales al mundo virtual no se reduce por tener conectividad o dispositivos disponibles. La alfabetización digital implica no sólo saber usar herramientas tecnológicas, sino empoderar subjetivamente a los y las usuarias en competencias y habilidades que le permitan autocuidado y cuidado hacia los y las demás.

Un ejercicio pleno de la ciudadanía digital protege a los niños, niñas y adolescentes y les permite conocer y reconocer sus derechos también en el espacio social tecno-mediado. Es por esto que es indispensable la intervención del Estado y prioritaria la implementación de políticas públicas que incluyan la temática es sus agendas, como así jerarquizarlo en las currículas de la formación profesional.

 

Mariela Pérez Lalli es Lic. en Piscología, investigadora Info-Lab y profesora en el profesorado de Educación Inicial del Instituto Superior CADS, en la UNMDP y en FASTA.





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