Es necesario pensar la educación desde el arte y la creatividad. No sólo por la idea romántica de incentivar la expresión sensible: el mundo contemporáneo pide gente creativa para pensar y habitar el futuro inmediato. El conocimiento –desde las ciencias blandas hasta las capacitaciones ciento por ciento técnicas– necesita del valor agregado de la inventiva y la imaginación.
El proceso para motivar a los niños y las niñas a trabajar desde la creatividad tiene múltiples perspectivas. Un caso de éxito es el que propone el trío Pim Pau: mediante propuestas innovadoras construye un punto de encuentro entre el arte y la educación para las infancias. Sus integrantes, Cássio Carvalho, Eva Harvez y Lucho Milocco, se conocieron ejerciendo la docencia y en clases de expresión corporal. El proyecto nació con la intención de compartir recursos con cualquiera que tenga a su cargo la crianza de personas y se expandió a toda Latinoamérica.
“El lenguaje corporal trasciende fronteras”, dice Lucho, en una charla abierta para el canal Comunidad CADS, en YouTube. A continuación, algunas de las ideas principales que compartió en diálogo con docentes, directivos y estudiantes del profesorado de Educación Inicial.
Los integrantes de Pim Pau, después de analizar la vida adulta y el traspaso de modismos a los niños y niñas, se propusieron adaptar su formato educativo al contenido audiovisual. El primer recurso que un docente tiene es el cuerpo y hay que explorarlo, entonces es fundamental generar contenido jugando en una pantalla o cantando. Es un gran complemento de las herramientas tradicionales como un libro u otros materiales de la sala.
La música es un recurso central. El contenido suele surgir de una actividad en una clase, del juego, o de las melodías que le gustan a los niños y niñas. Se piensa la canción, se compone la música y se imagina el video, porque ese abordaje es el que van a tomar quienes compartan el material.
Es muy importante darle lugar al intercambio entre pares que ejercen la docencia, también entre directores y coordinadores. Las situaciones de la sala, los recursos, las herramientas y las miradas: todo lo que se pueda recrear en el aula se comparte. La escuela es un lugar de construcción.
El juego se construye de manera colectiva. Igual que la educación. Por eso el proyecto está pensado para convocar a toda la gente que participe en las crianzas de las personas. Aprender desde el arte, como sociedad, es el objetivo de Pim Pau.