En el fútbol se define espacio como la forma en la que se ocupa el campo de juego en fases ofensivas y defensivas, a partir del modelo de juego propuesto por el entrenador y el juego en sí mismo. Para interpretar correctamente esta dinámica, es importante brindar herramientas a nuestros futbolistas, tanto a nivel individual como colectivo, desde las ejercitaciones.
Curso: Modelos de juego en el fútbol
El terreno de juego se puede dividir en 20 cuadrantes aproximadamente, los cuales no pueden ser ocupados simultáneamente: siempre depende de las fases de juego por la que se transita. Las divisiones son horizontales y verticales. En la división vertical se pueden trazar hasta 5 carriles.
En la división horizontal se identifican cuatro zonas.
Racionalizar el espacio consiste en cómo y cuándo se ocupan los cuadrantes para ser más efectivos y productivos tanto en defensa como en ataque. Si nuestro equipo está en fase defensiva, hay que generar densidad, es decir, disponer de un gran número de jugadores para reducir los espacios al rival en sus acciones ofensivas. En la fase ofensiva hay que ocupar y buscar la mayor amplitud posible para lograr profundidad. Todo está directamente asociado al modelo de juego de cada entrenador.
En el futbol argentino, donde se visualiza más vértigo y menos pausas, hay futbolistas que ocupan los espacios mejor que otros y recurren, no a correr menos, sino a correr mejor, lo cual les permite ser más efectivos en sus acciones.
La pregunta es: ¿No deberíamos orientar las tareas con fines más reales o similares al juego? Dentro de un análisis previo de la situación, elevaríamos el nivel de toma de decisiones del jugador mejorándolos en todo su espectro, sabiendo y comprendiendo mucho más el juego.
Hoy en día, la tecnología arroja datos de toda índole post partido. Por ejemplo, de lo que puede correr un futbolista de acuerdo a su puesto específico. Desde un punto de vista técnico, sirve poco si ese futbolista en un puesto determinante de ataque corra 12 km y no sea efectivo a la hora de tomar decisiones sobre los espacios que tuvo que ocupar para determinadas acciones. Quizás podría haber sido más económico en sus recorridos, y que ello le permita tener más frescura para ser más determinante en el juego.
El técnico Ángel Cappa, una tarde tomando café, me contó una anécdota sobre Johan Cruyff. Le comentaron que un jugador había corrido 10 km y él respondió: “Qué mal habrá jugado que tuvo que correr tanto”.
Si planificamos una tarea dividiendo el campo en 20 cuadrantes, podríamos lograr que uno de los objetivos del equipo que tiene la posesión del balón sea recibir el pase en cuadrante diagonal a un compañero. De esa manera, vamos a superar líneas de presión para atacar la última fracción del campo con mayor profundidad, dándole herramientas resolutivas y acentuando aún más una parte del modelo de juego asociativo.
Esta es una forma, dentro de una tarea táctica, que posibilita mirar para ocupar y posicionarnos adecuadamente en los espacios o cuadrantes libres. El jugador deja de mirar de más el balón para visualizar su alrededor, elegir el espacio a ocupar o atacar y progresar a la siguiente acción.
por Dt. Sebastián López