En el inicio fueron preguntas. Como en todos los análisis y reflexiones. La docente en formación del Profesorado de Educación Incial Milagros Lara, junto a la profesora Daniela Rolón Castelluccio, se cuestionó:
¿Qué alcance tienen nuestras acciones al educar? ¿Cuáles son sus límites? ¿Tiene que ver con las edades de quienes aprenden o de quienes enseñan? ¿Cuánto puede expandirse un aprendizaje? ¿De qué depende la potencia de ese alcance? ¿Acaso es posible enseñar los postulados de Jean-Jaques Rousseau en una sala con niñas y niños de un año de edad?
Para Milagros, estudiante del cuarto año, lo es. “Hay que asignar a los niños y a las niñas más libertad dejarlos hacer más por sí mismos. Ellos son naturalmente receptivos a determinados elementos que los ayudan a progresar. Por esto, las docentes del Nivel Inicial nos encontramos frente a la oportunidad de sentar las bases para que nuestras y nuestros educandos se construyan a sí mismos y respetar las condiciones propias de la primera infancia, la cual tiene maneras de ver, de pensar y de sentir únicas”, dice.
Siguiendo a Rousseau –dice– es importante instaurar el propósito de la libertad mediante la actividad, promover en ellas y ellos el aprendizaje por la propia experiencia y que la enseñanza sea respondiendo a sus necesidades más que a una imposición. La educación de los niños y las niñas debería surgir libre y con desenvolvimiento de su ser, de sus propias aptitudes, de sus naturales tendencias y tener en cuenta que todo su saber se queda en los sentidos.
En este sentido, destaca que ella misma aprendiendo –como también sus compañeras– trascendió el tiempo que marcó el inicio y el fin de la vida de Rousseau, la sociedad que lo acunó y el paisaje que lo inspiró. Lo trajo a una Mar del Plata del siglo veintiuno en la que, entre tráfico congestionado, edificios y mar, piensa cómo construir su didáctica del Jardín Maternal.
Algunos aprendizajes trascienden cátedras y órdenes cronológicos, disciplinas y contextos.
Para Milagros hay ocasiones en las que desconocer el alcance de un aprendizaje puede generar una grata sorpresa. Sobre todo cuando se observa cómo se enraíza en corrientes filosóficas que acentúan las libertades y avanza hacia pedagogías más justas e inclusivas. “Así florecen nuevas crianzas. Porque definitivamente su trascendencia será un mundo mejor”, señala.