El arte y la educación se relacionan más allá de los espacios formales. Incluso más allá de cualquier teoría. La música, tal vez la expresión artística más popular, tiene la virtud de la transversalidad. Una pieza clásica, una canción, un fraseo pueden oscilar entre segmentos sociales con una alta carga de contenido social. En especial cuando los niños y las niñas se involucran en el proceso de interpretación. Las estudiantes del profesorado de Educación Inicial, en la materia Campo de la práctica, reflexionaron sobre estos temas junto a Claudio Corradini, director de la Orquesta infanto-juvenil de Mar del Plata. Cómo la música transforma la realidad y construye, desde la expresión artística, un espacio de exploración individual y colectivo.
Corradini es músico y docente, dos actividades que en su trayectoria se entraman y abren caminos hasta confluir en su rol como director de la orquesta. Él se describe como un “articulador”, conoce las obras de manera integral para expresarle a los músicos de qué manera llevarlas a cabo. Tanto en la docencia como en la música es necesario el pleno conocimiento del objeto de estudio y la formación constante.
“La música es buscar una motivación y que esa motivación permita expresar una emoción, cada uno la recibirá desde su subjetividad”, explica. Esta reflexión avanza de la mano hacia la relación docente-alumno, al espacio de encuentro y de construcción conjunta.
Así como en la educación formal hoy los y las docentes tienen el desafío de sostener el vínculo y el interés por el aprendizaje de los estudiantes, en la orquesta infanto-juvenil también surgió la necesidad de explorar otras alternativas para continuar. Corradini explica que los docentes acompañan en vivo mediante la virtualidad y a través de videos que se publican semanalmente en el canal oficial de la orquesta, donde se puede escuchar y ver el trabajo que se realiza, el cual es un eslabón clave en el circuito cultural de Mar del Plata.
La formación pedagógica es fundamental en este proyecto, si bien no pertenece a la educación formal, el aprendizaje es continuo y se basa en la idea de comunidad. El proyecto nació con la inquietud de los niños y las niñas que querían aprender a tocar un instrumento. Y su esencia persigue un objetivo aún más ambicioso: formar mejores personas a través de la actividad y objetivos en común. Esta propuesta se convierte en un puente que acerca la música a sitios más alejados, lleva instrumentos, profesores y sobre todo un compromiso real de parte de sus integrantes. La red está integrada por docentes, niños y familias que acompañan a sus hijos en su exploración musical. Las clases, los ensayos, las presentaciones en diferentes sitios culturales, los viajes, el encuentro con pares se convierte en una realidad que involucra mucho más que el aprendizaje de tocar un instrumento. “Crear comunidad”, subraya el director.
El arte y la educación son actividades que se vinculan con las emociones, con la exploración de uno mismo para trabajar en conjunto y desarrollar un potencial transformador.
