La investigación teórica y práctica está modificando los saberes del mini básquet y sus formas de aplicación. Lo que antes estaba encapsulado en el desarrollo técnico hoy está abierto a distintos abordajes que incorporan una mirada holística al conocimiento duro sobre básquet. Esta tendencia, contemporánea y en pleno desarrollo, impacta en la iniciación deportiva de prácticamente todas las disciplinas.
Los especialistas Diego Cavalli, Juan Lofrano y Pablo Genga trabajaron sobre esta nueva perspectiva desde el Método Detecto – Aprendo – Aplico. El punto de inicio son cinco perspectivas de análisis del juego. En función de lo analizado, se hace un abordaje de cada una para trabajar en cómo implementarlo. Una recomendación: reproduzcan la charla completa al pie de esta página para conocer en detalle los ejemplos prácticos que revisaron los disertantes.
Tras años de clases de básquet, Juan Lofrano se preguntó el por qué y el para qué de sus prácticas. Y, sobre todo, de los ejercicios pre establecidos que barajaban la mayoría de entrenadores y entrenadoras a la hora de planificar una práctica de mini. Las evaluaciones, las pruebas y los errores modificaron la óptica para que, junto a Pablo Genga, modificaran el rumbo. El método Detecto – Aprendo - Aplico promueve el aprendizaje significativo, invitando a los chicos y chicas a participar de acciones concretas y pensadas, dice Juan. Respeta la heterogeneidad y el disfrute con grupos que tienen diferentes individualidades. A su vez, propone autonomía. Esta última característica convive directamente con la participación activa del jugador y la jugadora en una clase donde mantiene la intensidad para trabajar sus habilidades.
Por su parte, para los entrenadores y entrenadoras, este modelo suma a quienes añadan perspectivas a su bagaje profesional, para detectar problemas y dar respuestas. Diego Cavalli propone estrategias para abordar soluciones estructurales, sociales, motrices, técnicas y tácticas. Siempre como puntapié inicial de un debate enriquecedor en el intercambio de conocimientos. Hay dos claves que atraviesan el análisis y no pueden soslayarse: la democracia y participación de los chicos y las chicas.
Pablo Genga desmenuza el método en una cancha. Inicialmente, dice, el equipo repasa lo ocurrido en el último entrenamiento o partido y desde allí acuerdan –profesor y jugadores– hacia dónde van con la nueva práctica. En la fase Detecto se desarrollan juegos o ejercicios donde el jugador o la jugadora estén en incomodidad e identifiquen qué deben mejorar individualmente. Una vez detectado el problema, el profe propone alternativas para dar soluciones en la fase Aprendo. En el Aplico se ancla el conocimiento adquirido, plasmándolo en una situación de juego. La última fase es una reunión de evaluación sobre lo sucedido y el primer planteo de objetivos con vistas a la siguiente sesión.
El jugador está en el centro de la escena y es su historia el indicador desde donde parte la enseñanza. No se trata de un manual generalizado por edades. El entrenador o la entrenadora, por su lado, deben amoldar sus conocimientos para aplicarlos según las características de su jugador o jugadora. Y el error, sin romantizarlo, es el portador de la información. Detectarlo, aprender en basándose en su experiencia y aplicarlo, será un paso firme en el camino del aprendizaje de mini básquet.
