El sóftbol es una propuesta de enseñanza con un fuerte anclaje en el juego. Fomenta la inclusión y el aprendizaje comprensivo en la etapa de iniciación deportiva, explica el especialista Héctor Colombo en la charla Tiempo de sóftbol que brindó junto al profesor Diego Cavalli. Además del valor social de este deporte que poco a poco se gana un lugar en Argentina, destaca su dinámica sin contacto físico, la cual es perfecta para implementar en plena pandemia de Covid-19.
Para Cavalli, reconocido analista de la didáctica de los deportes en conjunto, el sóftbol está directamente relacionado con la Educación física: funciona como llave para cambiar la lógica de las clases. “Es un juego de campo y bate donde no se disputa la pelota y el espacio. Cualquier chico o chica puede jugarlo y la interpretación es la responsabilidad del o la docente y su intervención”, señala Colombo.
Los juegos de iniciación le permiten incursionar a los y las alumnas en el sóftbol. Pero la herramienta para involucrarse en el deporte son los tee-balls. Estos juegos de base desarrollan situaciones tácticas de iniciación al sóftbol. El minisóftbol es el siguiente paso, hasta llegar al deporte con todas sus reglas.
Pisando y corriendo por las bases para defenderlas, pasando una pelota por las bases y kicking the ball (pateando la pelota, con raíces del fútbol) son algunos de los juegos de iniciación aplicables a una primera parte de planificación de las clases. El bateo no es cotidiano ni cultural en Argentina y es quizás el gesto motriz más complicado de este deporte. En el lanzamiento, el tiempo y la distancia se transforman en el escenario de exploración. Por eso la mejor manera de aprender el sóftbol es jugando.
La pelota de sóftbol es pesada. Tampoco es recomendable el bate reglamentario en la iniciación al deporte. Por eso hay materiales que pueden suplantar estos elementos. Una pelota de tenis, por ejemplo, o construir una bola con papel de diario y cinta. Con respecto a los bates, con botellas de plástico o cartón se construyen perfectamente. La creación de los elementos es otra propuesta pedagógica que deriva de la enseñanza abocada a la disciplina.
El tee-ball mantiene la pelota quieta, lo cual facilita el bateo. Si bien el trabajo parece sencillo, mediante juegos de este estilo, de acuerdo a las capacidades de los y las alumnas, pueden ofrecerse distintos desafíos para mejorar sus cualidades. Se pueden utilizar neumáticos o conos, entre otras alternativas, para sostener la bola y aplicar los conceptos de estos juegos.
El tee-ball tiene sus niveles de aprendizaje: jugando a una base se trabajan los conceptos iniciales de carrera en ataque y defensa. A dos bases, se adjuntan las estrategias y toma de decisiones más complejas. A tres bases, el juego empieza a asemejarse a su totalidad y las técnicas –como el bateo– ganan en importancia.
El juego se adapta a edades tempranas, pero con las reglas casi intactas del sóftbol completo. El lanzador o la lanzadora participa en modo amigable. El hecho de quitarle una dificultad a quien batea, confecciona un inicio divertido e inclusivo. Este es el último escalón antes de llegar a un partido de sóftbol de seis contra seis. El arribo al juego completo, con sus situaciones y la comprensión de las reglas, es el objetivo final de una planificación de iniciación en esta disciplina.
¿Ganará el sóftbol un lugar preponderante en la nueva normalidad?
Tiene las características para lograrlo.