En el ejercicio de la Educación física hay que contextualizar las prácticas según el grupo: hay que estudiar los saberes de las personas a las cuales se les va a enseñar. En especial cuando se trabaja con adultos y adultas mayores, un campo muy poco explorado en la formación docente y que tiene sus códigos propios. Hay en esta acción, en esta intención, un compromiso ético y político. Son discusiones necesarias, que por lo general se relegan detrás de otros horizontes académicos y comerciales.
Un equipo de especialistas del Instituto Superior de Formación Docente N° 84 de Mar del Plata, junto a la docente Romina Casado, del Instituto Superior CADS, analizaron este escenario en una charla en vivo a través del canal Comunidad CADS en YouTube. La magister Débora Paola di Domizio, por ejemplo, señaló que es un segmento que requiere atención y depende de cómo se construyen, individualmente, las relaciones interdisciplinarias.
Hay ideas y creencias que se forman en las comunidades sobre la vejez. En efecto, positivas. Se estima que es la edad dorada, la de la sabiduría, con experiencia, tiempo libre y hasta se habla de una nueva era juvenil. Sin embargo, también hay negativas, como la infantilización, la relación con enfermedades, el deterioro cognitivo y la involución. El curso de la vida confluye entre procesos biológicos y psicológicos, regulaciones culturales y sociales, y la construcción de los individuos en función de sus recursos.
La vejez es una construcción social, no es uniforme. Las vejeces son diferentes según cada persona. En esa diversidad hay que detenerse para enfocar la propuesta de la clase. El objetivo del envejecimiento activo pertenece a las políticas públicas. Es una propuesta para mejorar la calidad de vida de la comunidad. Es una cuestión de salud. Son entender a la salud como la ausencia de enfermedades, sino como una construcción social que depende del contexto. ¿Qué lo ideal? Ellos y ellas tienen las respuestas y esa comunicación es parte del trabajo docente. En el envejecimiento activo influyen las condiciones económicas, conductuales y sanitarias que lo rodean.
Hay una estrategia regional que ampara los derechos de los y las personas mayores. El movimiento latinoamericano tiene a la Argentina como pionera, ya que desde la década del setenta trabaja en los derechos humanos de este grupo. La meta es reconocer, promover y proteger el pleno goce de sus ejercicios y libertades. Esto atraviesa a la enseñanza y el enfoque educativo desde sus políticas. Es importante, dicen las especialistas, sensibilizarse con estos temas. Pero hay un desafío mayor: ¿Cómo pensamos una sociedad para todas las edades?
