El currículum de Julio Lamas habla por sí mismo. Es uno de los directores técnicos de básquet que ocupan un lugar en la elite mundial: cinco veces campeón de la Liga Nacional (LNB), dirigió en Europa, tuvo a su cargo a la generación dorada y es el actual entrenador de la selección masculina de Japón. Buena parte de su éxito se apoya en la capacidad de liderazgo. Hay una anécdota increíble con Emanuel Ginóbili que ilustra cómo gestiona los equipos que integra.
Mar del Plata. Preolímpico 2011. Argentina jugaba la final contra Brasil y Ginóbili había sumado tres pérdidas consecutivas en el último cuarto. Lamas lo vio fuera de sí porque no le sancionaban las faltas. Inmediatamente lo hizo sentar en el banco. Manu, endiablado, lo perforó con la mirada.
– El árbitro no te va a pitar a favor, te está usando para poner disciplina en el partido– le dijo Lamas.
Manu respiró profundo.
A los quince segundos estaba de vuelta en cancha. Asistió tres veces seguidas a Scola y Argentina ganó el título. La imagen de Lamas con la cabeza apoyada en la frente de Manu mientras le hablaba quedó inmortalizada por la lente del fotógrafo Marcelo Figueras.
“Ginóbili es el jugador más extraordinario que vi en mi vida entera. Tiene una capacidad única de pensar aun cuando está enojado. Cosa para pocos”, dice Lamas. Y tiene razón. Pero claro, la intervención del técnico fue central.
A continuación, cinco ideas centrales que compartió en la charla Trabajo en equipo, que brindó a través del canal Comunidad CADS.
Al comenzar el proceso frente a un grupo de trabajo, Julio Lamas establece un acuerdo con los integrantes del equipo. El entrenador cuenta que mantiene charlas individuales y grupales con las personas a las que debe liderar. A su vez advierte que, al pasar el tiempo, pueden aparecer errores que inviten a recordar el pacto fundamental. Para poder hacer una carrera larga en la gestión es importante tener la capacidad de adaptarse a los cambios, dice.
En su trabajo, convive con profesionales del alto rendimiento deportivo. Pero sus herramientas a pueden aplicar cualquier grupo de trabajo. Lamas dice que hay que conocer al individuo para saber dónde motivarlo. Puede ser por un desafío mental, emocional o económico. Según el entrenador, todos quieren ganar. Sin embargo, la clave es saber qué están dispuesto a hacer para lograrlo.
Preguntarles cómo están, dialogar en privado y cuidar el bienestar individual de todos los integrantes del equipo, es un pilar que genera la atmósfera adecuada. Basado en su experiencia, el DT comprobó que no le fue bien en ningún equipo donde los jugadores no “tiraban para el mismo lado”. El objetivo es perseguir un bien común. Y el hecho de que todos se sientan cómodos permite dar la mejor versión personal.
Ningún estilo de liderazgo asegura la victoria. Ni ningún estilo es inaplicable. Lo fundamental es ser auténtico. Desde su punto de vista, no se puede liderar sin interpretar las emociones de quienes lidera. Transformar las emociones negativas en positivas, es la cuestión. Además, pone el foco en el propio trabajo del líder. Debe buscar prepararse a sí mismo, ocuparse del bien común, mantener unido al equipo e inspirar y motivar a quienes lidera.
Un equipo se construye sobre la confianza. Hay que tener la certeza de que los integrantes van a dar todo por cumplir el objetivo en común. Según su percepción donde no hay confianza, hay dudas. Y la duda no es deseable en esas circunstancias.
