Llevar la ESI a las aulas se ha convertido en una necesidad. En la sociedad contemporánea, las y los jóvenes están expuestos a un amplio abanico de información y desafíos relacionados con su sexualidad. Saber, tener los conocimientos, es la mejor herramienta para lograr equidad y construir una sociedad plena de derechos.
Hay un dato que es central. En Argentina, desde 2005, año en que comenzó a discutirse abiertamente la ESI y su posterior aplicación en las escuelas de todo el país, los embarazos adolescentes (jóvenes de entre 10 y 19 años) descendieron en un 57%. Es la cifra más baja en la historia. El principal motivo que esgrimen los especialistas es justamente el trabajo con la ESI.
Curso virtual: La ESI en la escuela
Los embarazos adolescentes son un tema de preocupación dentro de las políticas públicas porque generalmente no son planificados, impactan en la salud y en las trayectorias educativas de las mujeres. El saber evita los embarazos no deseados, y evita también situaciones de violencia. El 80% de los embarazos de chicas entre 10 y 14 años, hasta el año 2018, fueron producto de violaciones intrafamiliares.
La Educación Sexual Integral (ESI) desempeña un papel fundamental en la formación integral de los y las estudiantes, porque promueve el desarrollo saludable de su sexualidad y contribuye a la construcción de una sociedad más equitativa y respetuosa.
La ESI es el eje del empoderamiento. Se promueve también la participación porque es una forma de educar para hacer valer la voz propia. Yo puedo saber bien qué quiero y qué no quiero, pero si en la escuela me enseñan que tengo que pedir permiso para hacer valer mis derechos, o que tengo que guardármelo para mí por dentro mientras por fuera acepto lo normativo excluyente, es lo mismo que desoír lo que tengo para decir. La participación es para expresarnos dentro de acuerdos.
La ESI brinda a los estudiantes los conocimientos necesarios para comprender y cuidar de su propio cuerpo, incluyendo la prevención de enfermedades de transmisión sexual y el cuidado de la salud reproductiva. Al proporcionar información precisa y actualizada, se fomenta la adopción de comportamientos responsables y se previenen riesgos asociados con la actividad sexual no protegida.
La ESI permite a los estudiantes desarrollar habilidades para establecer relaciones afectivas y sexuales saludables. Aprenden sobre el respeto mutuo, la comunicación efectiva, la negociación de límites y el consentimiento, lo que contribuye a prevenir situaciones de violencia, abuso y discriminación en el ámbito de las relaciones interpersonales.
La ESI aborda la igualdad de género, la diversidad sexual y la no discriminación, promoviendo una educación inclusiva y respetuosa de los derechos humanos. Al enseñar sobre la diversidad y la aceptación de la diferencia, se contribuye a generar sociedades más tolerantes y a erradicar la discriminación y el estigma hacia todas las personas.
La ESI capacita a los estudiantes para tomar decisiones responsables y autónomas en relación con su sexualidad. Les brinda herramientas para reflexionar críticamente sobre los mensajes mediáticos, los estereotipos de género y los roles sexuales tradicionales, promoviendo la construcción de una identidad propia basada en la autonomía y el respeto por sí mismos y los demás.
La inclusión de la Educación Sexual Integral en los contenidos escolares es esencial para garantizar que los y las estudiantes adquieran los conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para vivir su sexualidad de manera responsable. La ESI no solo aborda aspectos biológicos y reproductivos, sino que también promueve la igualdad, el respeto a la diversidad y la construcción de relaciones saludables.
