La situación: un salón infantil, un cumpleaños, una colonia de vacaciones, un club. Los chicos y las chicas participan en una actividad al ritmo de la música. La letra dice que ese c*lito tiene dueño, que en la cama hay que hacer tal y cual cosa, que hay que tomar y fumar, que esas t*tas son aquello y lo otro. La música es divertida. El contenido es absolutamente inapropiado. Y no es una posición pacata. Se llama hipersexualización de las infancias y es una problemática actual.
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La primera reacción es demonizar al reggaeton y a los géneros bailables que hoy son populares, lo cual es un simplismo. El problema de la hipersexualización de las infancias tiene distintos puntos de abordaje y la música es uno central que está vinculado con el funcionamiento de la cultura del espectáculo.
Se trata de un fenómeno preocupante que se refiere a la exposición excesiva de niños y niñas a contenido sexualizado en las redes sociales, la publicidad, moda, los medios y la cultura en general. Puede tener diversas manifestaciones, como la utilización de imágenes provocativas en la ropa infantil, la presión para que los niños adopten una estética sexualizada antes de tiempo y los comportamientos inapropiados con determinadas propuestas artísticas.
En el caso de la música en particular, funciona de la mano con la cultura del videoclip: una canción que tiene su pieza audiovisual en youtube o en las redes, en la cual se ven muchos centímetros cuadrados de piel, muchas curvas, muchos movimientos sugestivos. Todo diseñado y buscado desde la dirección artística para captar la atención.
Los algoritmos no tienen ningún reparo ético. Su objetivo principal es mantener al usuario la mayor cantidad de tiempo posible frente a la pantalla. Si tiene que mostrarle un videoclip de gente semidesnuda perreando y diciendo guarangadas a un nene de cinco años se lo va a mostrar. Y le va a recomendar más contenidos similares.
Los chicos ven y copian. No saben qué es inapropiado para su edad. A un chico le decís que el ratón Pérez le va a traer plata porque se le cayó un diente y te cree. En la inocencia hay un terreno fértil para incorporar absolutamente cualquier cosa, por eso el cuidado y el criterio tiene que estar en manos de un adulto responsable. Los controles parentales son imprescindibles.
Esto, llevado a un espacio público o privado, funciona con la misma lógica. Si hay un profesor o un animador al frente de un grupo en un cumpleaños, o en cualquier reunión, que cree divertido musicalizar el encuentro con contenidos inapropiados, es importante que un adulto le pida que cambie la música, modifique la actividad o que cuide el vocabulario.
Es verdad que todo esto puede sonar conservador y pasado de moda, pero no lo es. A veces la inercia social nos lleva al silencio o a normalizar posturas equivocadas. Esta no es una discusión de géneros musicales. Es una discusión de contenidos apropiados o inapropiados para las infancias. La música y las actividades infantiles son herramientas educativas muy poderosas. Hay que seleccionarlas con criterio. Lo que se aprende de chico queda marcado a fuego en nuestras emociones.
Las consecuencias son negativas. La más evidente es la construcción distorsionada del cuerpo propio. A esto le siguen problemas de autoestima y la interpretación del entorno social en base a parámetros estéticos irreales y a conceptos que hasta pueden ver violentos.
Hay artistas de gran calidad que crean para las infancias. Piensan cada palabra para promover una infancia saludable y libre de presiones indebidas. Estas son algunas recomendaciones para chicos y chicas de 2 a 7 años.
Este grupo explora la riqueza de los ritmos folclóricos latinoamericanos, nos hablan de nuestra identidad y de los problemas de la infancia desde una mirada enriquecedora.
Hay en este grupo un trabajo que propone el encuentro de la música con un protagonismo marcado en el uso del cuerpo. Proponen un punto de encuentro entre el arte de escuchar y la psicomotricidad.
Ellos mismos se definen como grupo que desarrolla un proyecto educativo desde el arte. La música, la poesía y la imagen son un hecho escénico en cada canción.
Las canciones de este grupo sobrevuelan temas centrales para los chicos, como el movimiento corporal y los miedos, para trabajarlos desde una mirada lúdica y creativa.